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jueves, 24 de octubre de 2019

EDUCAR EN TIEMPO DE CRISIS

En estos tiempos en que, como consecuencia de la crisis que vivimos, escuelas y universidades se están quedando sin docentes y alumnos, es urgente que afiancemos la pedagogía de la esperanza comprometida y del amor hecho servicio. Yo comprendo la estampida de miles de educadores que han abandonado las aulas pues lo que ganan no les alcanza para malcomer y se dedican a otras actividades más productivas o han decidido abandonar el país con la esperanza de construir fuera, para ellos y sus familias, el futuro mejor que aquí se les niega. Pero los que nos quedamos debemos emprender una reflexión profunda para que el quedarse no sea un acto de resignación y lamentaciones, sino que sea una opción decidida que se traduzca en trabajar por vencer la desesperanza y el miedo, y afianzar aquellas actitudes de resiliencia, esperanza, compromiso y solidaridad que hoy nos son tan necesarias y urgentes. 

La reconstrucción de Venezuela va a necesitar de educadores corajudos, valientes, creativos, que asuman la educación como un medio fundamental para producir vida abundante para todos. Para la reconstrucción de Venezuela y la gestación de un mundo mejor, los educadores somos más necesarios e importantes que los economistas, los políticos y los militares. Por ello, si bien la crisis del país ha llevado a desprestigiar y asfixiar la educación, no podemos ir contra la historia y vendrán pronto días en que la educación de calidad para todos pondrá los cimientos sólidos para una Venezuela próspera, productiva y en paz. En consecuencia, la opción de quedarnos en Venezuela debe ir acompañada de una revalorización de nosotros y de nuestra profesión y de un trabajo cada vez más lleno de entusiasmo, responsabilidad y creatividad. 

Por ello, me atrevo a proponer que trabajemos para convertir nuestros centros en lugares de vida, de defensa de la vida y de convivencia solidaria. Ello nos debe mover a tratar de mitigar los efectos más inhumanos de la crisis como son el hambre y la escasez de medicinas, articulándonos con las comunidades y con aquellos organismos e instituciones que tienen una rica experiencia en enfrentar problemas semejantes. Son tiempos de alianzas y de solidaridades. Debe ser una prioridad educativa garantizarles a los alumnos un plato de comida y la atención médica esencial. 

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