RESUMEN
En la presente revisión se presenta información sobre
superficie, producción, y rendimiento de los frutales en Venezuela. Además se
hacen consideraciones sobre los sistemas de producción, destacando
limitaciones, avances y sugerencias. La fruticultura en Venezuela ocupa el 3er.
lugar dentro del sector agrícola vegetal. Existen 167.691 Ha de frutales y una
producción 2.232.088 TM por año. Se producen comercialmente una docena de
rubros frutícolas, siendo los principales: plátano, banano, naranjo y piña. Las
áreas de producción van desde zonas bajas y áridas, en donde se obtienen uvas y
piñas; hasta zonas altas y húmedas donde se hallan duraznos y fresas. Ha habido
reducción de la superficie plantada, con excepción de lechosa, piña y aguacate.
El manejo hortícola de los huertos frutícolas es heterogéneo, ya que se observa
desde bajo hasta alto nivel de tecnología. La incorrecta aplicación de las
prácticas hortícolas origina baja productividad y calidad de fruta. La
poscosecha podría mejorarse a través del desarrollo e implementación de normas
de clasificación, empaque, embalaje, y cadena de frío. La exportación de frutas
venezolanas se ha reducido en los últimos años y se concentra en mango, naranja
y lima Tahití. Los principales destinos son Colombia, Europa, Norteamérica y
las islas del Caribe. Sólo la naranja se procesa de manera importante en
Venezuela. Las perspectivas para la fruticultura venezolana es continuar como
una actividad dirigida al mercado interno, no se vislumbra una mayor
participación del país en el mercado internacional.
Palabras claves: Fruticultura
tropical, rendimiento, productividad.
INTRODUCCIÓN
Venezuela posee una superficie
de 91.205.000 Ha. y está situada en el trópico (0º38'53" y 12º11'46"
LN); la temperatura es uniforme y moderada todo el año, siendo la promedio de
27ºC, con pocas fluctuaciones. De tal manera, que la temperatura, la longitud
del día y la alta radiación, permiten el crecimiento de las plantas todo el
año; es así que el déficit de agua y de oxígeno en el suelo, aparecen como los
factores limitantes principales (LEAL y AVILAN, 1997).
Según Casanova et al. (1993),
las limitaciones más importantes de los suelos en Venezuela son: aridez (4% del
territorio), problemas de drenaje (18%), baja fertilidad y acidez (32%),
fuertes pendientes (44%), y sólo un 2% del área total no tiene limitaciones. Ya
que la mayoría de las tierras venezolanas presentan limitaciones agrofísicas,
es necesario implementar técnicas para producir frutales en áreas con suelos
pocos profundos, altos porcentajes de arcilla, baja fertilidad natural, áridos
o drenajes internos pobres (AVILÁN y LEAL, 1990).
La fruticultura venezolana ha
sido una actividad tradicional. Los indígenas recolectaban frutas y las mismas
eran parte importante de su alimentación diaria o para la elaboración de
bebidas en ocasión de celebraciones. Durante la época precolombina, ya eran
consumidos diversos frutales como piña, guanábana, guayaba, etc., los cuales
eran recolectados de su estado silvestre, o de pequeños huertos (FUENTES y
HERNÁNDEZ, 2005). En la actualidad, entre los 12 rubros frutícolas principales
se destacan plátano, banano, naranja y piña.
El objetivo de la presente
revisión es presentar valores de superficie, producción, y rendimiento de los
principales frutales que se producen en Venezuela, así como comentar sobre el
manejo hortícola de los mismos. Esto último para tratar de señalar limitaciones,
avances y algunas sugerencias para mejorar este sector.
SUPERFICIE, VOLUMEN DE
PRODUCCIÓN Y RENDIMIENTOS
La superficie y el volumen de
producción de las principales frutas en Venezuela se presentan en el Cuadro 1. Los frutales representan
aproximadamente el 10 % del área agrícola venezolana, ocupando el 3er Lugar en
este sector. Según la FAO (2011), para el año 2009, había alrededor de 167.691
Ha y una producción de 2.232.088 TM. Para una población aproximada de 27
millones de habitantes, el consumo per cápita sería de 82 Kg al año, lo cual
podría parecer adecuado. No obstante, se ha constatado que existe un importante
sector de la población venezolana que prácticamente no consume frutas, ya sea
por malos hábitos alimenticios o por el escaso poder adquisitivo. Si se asume
la necesidad de un consumo mínimo de 300 g de frutas por persona al día, cada
habitante necesitaría 108 K de frutas al año, por lo que el déficit de
producción podría ser mayor del 30 % del total de frutas producidas en el país.
Lo anterior se agrava ya que en la última década y media ha habido una
reducción importante de la superficie plantada de banano, plátano, naranja, y
mango. Sin embargo, el área de lechosa, piña y aguacate se ha incrementado (FAO,
2011).
De acuerdo
con los datos observados en el Cuadro 1, y sobre la base de la superficie y
producción, se pueden conformar categorías de grupos de frutales: a) Los
primarios: banano, plátano y naranja; que representan más del 70 % del sector;
b) Los secundarios: piña, lechosa, mandarina, aguacate y mango, con una
participación en torno del 20 %; y c) Los terciarios: durazno, guayaba, fresa y
vid; entre otros.
En general, el manejo de los
huertos no es el ideal, lo cual origina bajos rendimientos al compararse con
valores obtenidos en huertos con adecuada aplicación de la tecnología (Cuadro 1). Por ejemplo, en banano y naranjo
los rendimientos anuales por hectárea son 13,30 TM; y 15,20 TM;
respectivamente, los cuales representan menos de la mitad de los asumidos como
referencia para condiciones locales. Con excepción de la vid, la papaya, y algunas
plantaciones de mango y lima 'Tahití', el nivel tecnológico empleado ha sufrido
pocas modificaciones y la implementación de nuevas técnicas ha sido muy
limitada (LEAL y AVILÁN, 1997; AULAR, 2006).
CARACTERÍSTICAS SOBRE LA
PRODUCCIÓN Y POSCOSECHA DE FRUTAS EN VENEZUELA
Durante la conquista (alrededor
del año 1500), la producción de frutas formó parte de las pequeñas unidades de
producción agrícola, en forma de cultivos asociados. Mucho más tarde se
consolidaron huertos un poco más específicos, con superficie menor de 10 Ha.
Las unidades de producción frutícola venezolanas se pueden agrupar en: 1)
Huertos caseros (plantas aisladas adyacentes a la vivienda, baja tecnología);
2) Pequeñas unidades de producción, específicas o no (<10 Ha cultivos
asociados, alta heterogeneidad, baja tecnología, mano de obra familiar); y 3)
Medianas y grandes unidades (una o dos especies, alta tecnología, mano de obra
especializada). La fruticultura en el país se caracteriza por ser una actividad
dirigida al mercado nacional, con algunas excepciones como el mango y la lima
'Tahití' (LEAL y AVILÁN, 1997; AULAR, 2006).
La fruticultura en Venezuela se
ha caracterizado por presentar: a) Inadecuados sistemas de información en
cuanto producción, mercado y precio; b) Inexistencia de normas de selección y
clasificación de frutas; c) Ausencia de mecanismos formales de inspección y
control de la calidad para el mercado interno; d) Reducido número de
organizaciones de productores; e) Escasos vínculos entre los centros de
investigación y los productores; f) Limitación de recursos humanos para la
extensión; y g) Escasez de personal especializado en el área de poscosecha
(SERGENT y LEAL; 1996; LEAL y AVILÁN, 1997). A lo anterior debemos sumarle la
reducción del consumo de frutas, incrementos de costos de producción y escasa
inversión, tanto nacional como foránea, quizás como producto de no haber sido
atendida esta área como una prioridad para la seguridad alimentaria del país.
El manejo poscosecha de las
frutas es deficiente y la calidad de la fruta va de media a baja. La pérdidas
pueden ser mayores al 30 %, y los principales problemas que caracterizan el
manejo de las frutas en el país son: a) inadecuada aplicación de los indicadores
de cosecha, b) realización precaria de la cosecha, c) selección y clasificación
inadecuada, d) uso de embalajes y transportes impropios, d) ausencia de
tratamientos fitosanitarios, e) carencia y fallas en la cadena de frío, y f)
aplicación inadecuada de las prácticas de reducción de pérdidas (AULAR, 2006).
CONSIDERACIONES SOBRE LA
PRODUCCIÓN DE ALGUNOS FRUTALES
Banano y plátano
La FAO (2011) indica que para el
año 2009 existían en Venezuela 30.000 Ha de banano o cambur, y 50.000 Ha de
plátano, con una producción de 400.000 TM y 480.000 TM; respectivamente (Cuadro 1). Según Martínez (2006), la
producción de plátano (AAB) en Venezuela está sustentada por el clon 'Hartón
Gigante', mientras que para el banano (AAA) se usa el Subgrupo Cavendish
('Pineo Gigante', 'Williams', y 'Valery'), y para el cambur Manzano (Musa AAB)
se planta el Subgrupo Silk.
Martínez (2006) indica que la
productividad del banano en Venezuela es baja y entre los principales factores
limitantes destacan las enfermedades: 1) Sigatoka Negra (Mycosphaerella
fijiensis), considerada como una de las más destructivas en el mundo. Se
reporta por primera vez en Venezuela en 1991, representando actualmente el
principal problema fitosanitario del país; 2) Mal de Panamá (Fusarium
oxysporum f. sp. Cubense), ha estado en
Venezuela desde finales de la década de los noventa, notándose alta incidencia
en los sistemas de producción de cambur Manzano (RODRÍGUEZ, 2000); 3) Sigatoka
amarilla (Mycosphaerella musicola), la cual presenta alta incidencia y
severidad en el estado Aragua (Centro del país), donde la presión de inóculo es
alta debido a las condiciones climáticas (precipitación 1000 mm/año, humedad
relativa cercana a 74%, temperatura de 27 ºC); y 4) Hereque o Moko (Ralstonia
solanacearum), que se observa en clones de topocho criollo (ABB), cambur
manzano y menor frecuencia en plátano. Por otro lado, los nematodos Helicotylenchus
multicinctus, Meloidogyne incognita, y Pratylenchus spp.,
constituyen una fuerte limitante para el cultivo de banano (CROZZOLI, 2002).
Los sistemas tradicionales de
producción de musáceas en Venezuela, se han caracterizado por el uso de bajas
densidades de siembra, y deficiencias en la aplicación de prácticas hortícolas.
Se considera que el cultivo del plátano es más afectado debido a que el sistema
es de baja tecnología y baja inversión en insumos (GOMEZ et al., 2002). Los
sistemas tradicionales de producción en el plátano, se caracterizan por el uso
de bajas densidades de siembra, manejados como cultivos perennes, lo cual ha
contribuido con los bajos volúmenes de producción, y la incidencia de plagas y
enfermedades. Los productores no admiten el cultivo anual en altas densidades
de siembra. Se ha detectado incremento en la densidad poblacional, lo cual ha
contribuido con el aumento porcentual en la producción. Sin embargo, aun cuando
la media nacional indica rendimientos de 9 TM.Ha-1, debe indicarse que en el
sur del lago de Maracaibo (Oeste del país) estos rendimientos pueden llegar
hasta 25 TM. Ha-1 (MARTÍNEZ, 2006).
Naranja y otros cítricos
Según FAO (2011), en Venezuela
para el año 2009 había aproximadamente unas 37.339 Ha de cítricos, las cuales
producen 511.206 TM. En el Cuadro 1, se pueden observar los valores de
superficie, producción y rendimiento promedio para los diferentes cítricos
producidos en Venezuela.
El manejo de los viveros de los
cítricos en Venezuela, es precario. No se garantiza que el material a ser
propagado pertenezca a clones elite, altamente productivos y sin problemas de
vecería o alternancia, tampoco se certifica la fitosanidad de las plantas, en
lo que se refiere a virus y sub-virus, y adicionalmente los sustratos no son
desinfectados adecuadamente (AULAR, 2006).
Los principales patrones o porta
injertos usados en el país son: a) Mandarina Cleopatra, C. reshni Hort.
Ex Tan.; b) Citrumelo Swingle, C. paradisi Macf. x P.
trifoliata L., y c) Limón Volkameriano, C. volkameriana Pasquale
(WAGNER et al., 2002). Este último, hasta hace una década y media, fue el
patrón predominante; sin embargo, en la actualidad predomina el uso de la
mandarina Cleopatra. Referente a las copas se destaca para las naranjas, los
cultivares 'Valencia', 'Hamlin', 'Criolla' y 'California'; en el caso de las
mandarinas, resaltan 'Dancy' y 'King'; para las limas, se indican 'Mexicana' y
'Tahití'; y para el grapefruit, sobresalen 'Duncan' y 'Marsh' (AVILÁN et al.,
1992). Se puede observar un bajo número de patrones y copas, lo cual torna muy
frágil la citricultura venezolana, ante posibles brotes de enfermedades, así
como una baja competitividad para el mercado internacional.
Relativo a las densidades de
plantación se hallan desde bajas a altas densidades, es decir desde 7,0 x 7,0 m
hasta 4,0 x 3.5 m; respectivamente. Los rendimientos pueden ir desde 25 hasta
60 TM. Ha-1 por año. La tendencia es que se sustituyan las distancias de
siembra tradicionales por las que sigan los criterios modernos de manejo de
huertos. Existen experiencias muy favorables en la zona de Nirgua (Centro del
país), donde se usa el 'Citrumelo Swingle' como patrón, con espaciamiento de 4
x 3,5 m, en lotes desde 3 a 6 líneas sucesivas, y separaciones de 7 metros
entre los lotes, con entresaque de árboles a partir de 12 años de edad (MEZA,
2009).
En lo que se refiere a la
aplicación de riego, todavía se observan un número importante de huertos en
donde no se usa esta práctica, lo cual, entre otras cosas, permite explicar los
bajos niveles de producción y de calidad de la fruta. El riego por aspersión y
goteo son los sistemas predominantes. Sin embargo, también se observa el
sistema sub arbóreo con micro aspersores y en menor escala el riego por
inundación. Las láminas y frecuencias de riego son particulares para cada zona
y la época más crítica ocurre durante la floración, cuajado y fructificación
(WAGNER et al., 2002; ECHEVERRÍA, 2009).
El manejo de la nutrición
mineral es muy heterogéneo, ya que va desde huertos en donde se hacen muestreos
periódicos de suelo y tejido, y se sigue un plan de nutrición, hasta huertos en
donde se aplican fertilizantes sin ningún criterio. Esto último, la mayoría de
las veces origina desbalances nutricionales, de difícil corrección y con
efectos negativos sobre la producción (NATALE et al., 2007). El problema es de
tal magnitud, que al interpretar muchos de los resultados muestreos, sólo se
podría recomendar la aplicación de potasio, de algunos microelementos y hacer
corrección del pH; aún así, los productores continúan aplicando fórmulas
completas, lo cual agrava aún más el problema nutricional (TORRES et al.,
2009a; TORRES et al., 2009b). Por otro lado, sería deseable que la práctica de
fertirrigación se tornara más conocida y que se uso fuera más generalizado.
El combate de las malezas
generalmente se realiza de forma mecánica, con el uso de segadora rotativa en
los callejones, lo cual se combina con herbicidas aplicados en la línea de
siembra. Debe destacarse la existencia de huertos en donde sólo se controlan
las malezas antes de la cosecha para permitir la entrada del personal y los
camiones. Esta práctica no es aconsejable, ya que las plantas indeseables
alcanzan gran porte y ejercen fuerte competencia con los cítricos (AULAR,
2006).
La principales enfermedades que
afectan los cítricos en Venezuela son: a) las de origen viral: Tristeza de los
cítricos (CTV), Psorosis (CpSV), Leprosis (CiLV), Exocortis (CEVd), y Caquexia
(CCa); b) las de origen fungoso: Gomosis (Phytophthora spp.),
Muerte regresiva (Lasiodiploidia theobromae), Antracnosis (Colletotrichum
gloesporoides Penz Sacc), Mancha grasienta (Mycosphaerella citri);
Mancha septoria (Septoria citri), y Sarna o verrugosis (Sphaceloma
fawcetii); las causada por bacterias: cáncer de los cítricos (Xanthomonas
axonopodis pv. Citri), Clorosis variegada de los cítricos (Xilella
fastidiosa); y las causadas por nematodos, entre los cuales se
destacan Tylenchulus semipenetrans, Helicotylenchus
multicintus, y Pratilenchus brachyurus (MILLA, 2009).
La naranja es la principal fruta
procesada en Venezuela, ya que más del 35% de su producción se industrializa.
Las principales industrias procesadoras se hallan próximas a las zonas de
producción, en el centro y occidente del país. Se producen concentrados con
65ºBrix, en barriles de ± 200 Kg, que son trasladados hacia las fábricas de
bebidas, las cuales tienen excelente aceptación en el mercado nacional.
Según Aular y Casares (2009), la
producción de cítricos en Venezuela está destinada fundamentalmente al mercado
nacional. Se producen, en orden decreciente naranjas, mandarinas, limas y
grapefruit; no existe certificación de la fitosanidad; la productividad de las
copas y patrones, el manejo en los viveros es precario; existe una amplia
variabilidad en el nivel tecnológico de los huertos, ya que se aplican algunas
prácticas hortícolas sin soporte científico; la calidad de la fruta fresca es
media o baja y el manejo poscosecha de los frutos para consumo fresco es
precario. Para mejorar lo anterior se sugiere implementar un programa de
certificación de plantas libres de virus; mejorar el manejo en los viveros (se
debe hacer énfasis en la desinfección del sustrato, herramientas y el material
vegetal); propagar materiales élite; altamente productivos y sanos; desarrollar
investigación básica y aplicada en las áreas que limitan la productividad;
establecer programas de asistencia técnica; para tratar de reducir la
variabilidad en el nivel tecnológico de los huertos; aplicar prácticas
hortícolas con criterio científico; y mejorar la calidad y el manejo poscosecha
de la fruta fresca.
Aguacate
Para el año 2009, se registraron
7.000 Ha plantadas de aguacatero y una de producción de 75.000 TM (FAO, 2011),
para un rendimiento de 11 TM. Ha-1 al año. Se ha incrementado la superficie
plantada en la última década. Los principales cultivares que se usan son:
'Choquette' y 'Pollock' (híbridos de raza guatemalteca por antillana), siendo
el único patrón el 'Criollo' (raza antillana). Según Blanco (2006), los
principales factores que limitan la producción de este rubro son: falta de
asistencia técnica, presencia de enfermedades y plagas, la no disponibilidad de
materiales de siembra garantizados, baja organización de los productores, falta
de estímulo al sector, poca habilidad para incursionar a nuevos mercados, la
inseguridad y en algunos casos, desinterés por parte del propio productor.
Blanco (2006) señala que dentro
del sistema de producción de este rubro se reconocen tres niveles tecnológicos:
'Bajo', 'Medio' y 'Alto'. En forma general, el 'Bajo' se caracteriza por falta
de fertilización, escaso control de plagas y enfermedades, mínimo control de
malezas, la única poda realizada es la de eliminar brotes laterales iniciales,
y aplicación de riegos muy eventuales. En el 'Medio' el productor emplea
labores de fertilización química y orgánica (sin análisis previo de suelo),
aplica control químico, manual y mecánico de malezas, poda inicial y control de
plagas; y riego. En el 'Alto', el productor realiza fertilización química,
orgánica y foliar, aunque no todos lo hacen en base a un análisis previo de
suelos; la mayoría cuenta con un sistema de riego establecido, ya se observa
una más clara ubicación de los lotes de plantas; se llevan registros de la
producción; y se implementan algunas alternativas biológicas para el control de
plagas.
Predominan las bajas densidades
de plantación, ya que hay huertos plantados a 10 x 10 m. Recientemente se
observan huertos a 7 x 7 m, donde las labores son más exigentes, como la
fertilización, la cual debe basarse en los análisis de suelo y foliares de la
plantación (SALAZAR y LAZCANO, 2002). Sin embargo, en el país, al igual que en
otras partes del mundo esta práctica, en la mayoría de los casos, no se realiza
considerando el contenido de nutrimentos en el suelo y en la planta, se
promueve una gran variabilidad en el uso, cantidad y tipos de fertilizantes o
abonos aplicados por los productores, lo que puede generar problemas por
déficit o exceso de nutrimentos en el suelo (AGUILERA, 2001).
En cuanto a las exigencias
nutricionales, el potasio y el nitrógeno constituyen los elementos extraídos en
mayor proporción a través de una cosecha. Se ha señalado, que existe una
relación positiva entre los niveles de nitrógeno y la producción. El potasio,
por ser uno de los elementos altamente requeridos por las plantas del
aguacatero, parece ser uno de los factores más limitante en la obtención de
mejores producciones (AVILÁN et al. 1997; LAZCANO-FERRAT y ESPINOZA, 1998).
Mango
El mango fue introducido al país
durante el siglo XVIII, principalmente los tipos poliembriónicos como:
'Bocado', 'Hilacha', 'Pico 'e Loro', 'Rosa'. En 1961, se introdujeron desde
Florida, USA, los cultivares monoembriónicos, entre los cuales están: 'Haden',
'Tommy Atkins', 'Lippens', 'Smith', 'Keitt', 'Kent' y 'Zill' (LEAL et al.,
1996).
Para el año 2009, se estimó un
área plantada con mango de 5.000 Ha con una producción de 65.000 TM (FAO,
2011). En la mayor parte de esa área, se presenta la alternancia de una
temporada lluviosa con otra seca, al final de la cual ocurre la floración. La
producción va dirigida, principalmente, al mercado de fruta fresca y en menor
cuantía para el procesamiento (CAÑIZARES et al., 2006). El volumen exportado es
pequeño, ya que para el año 2007 sólo se exportaron 1.852 TM, lo cual
representó un 2,4 % del total producido, el cual se destinó principalmente en
el mercado europeo y en menor cantidad a los países del Caribe (FEDEAGRO,
2011).
Durante los tres primeros años
del huerto, es común el uso de cultivos asociados como maíz (Zea mays);
caraota (Phaseolus vulgaris), lechosa (Carica papaya) y parchita
maracuyá (Passiflora edulis f. flavicarpa). En Venezuela, desde la
década de los 90 se inició el uso de altas densidades de plantación (4 x 6 m; 4
x 8 m), y cuando las copas de las plantas se topan, se procede a hacer poda de
ramos y entresaque de árboles. (LEAL et al., 1996). Actualmente en huertos con
mejor tecnología, la distancia de siembra es 8 x 8 m con una densidad
aproximada de 160 plantas por hectárea.
El Paclobutrazol aplicado al
suelo a razón de 2,5 g.planta-1, ha sido usado de manera satisfactoria y junto
con la poda (del tope o de los lados) son las principales alternativas para
controlar el tamaño de los árboles de mango. La poda debe realizarse después de
la cosecha para permitir suficiente tiempo para que la madera nueva haya
adquirido adecuada madurez y pueda recibir el estimulo reproductivo, caso
contrario se favorece la alternancia (GALÁN SAÚCO, 2006). Se ha obtenido éxito
en la promoción de la floración con la aplicación de 10 g de KNO3 o de CaNO3
por litro de agua asperjado a las hojas y terminales de ramas maduras (ROJAS y
LEAL, 1993). En el país, algunos mangos maduran naturalmente entre marzo y
septiembre; sin embargo, cuando se usan promotores de floración, la época de
cosecha se puede modificar (CAÑIZARES, 2006).
El manejo de los frutos del
mango para el mercado nacional es precario (AULAR, 2006). Sólo en los huertos
cuya producción está destinada a la exportación, se cosechan los frutos en
madurez fisiológica, se usan criterios de selección y clasificación, se aplica
cera, se recurre a cajas de cartón diseñadas para el mango y se usa el
almacenamiento refrigerado (CAÑIZARES, 2006).
Se puede indicar una serie de
aspectos negativos de la producción de mango en Venezuela: a) no existen
programas de mejoramiento genético, ni se ha introducido ningún cultivar en la
últimas dos décadas; b) no hay planes para instalar nuevos huertos ni aumentar
la superficie existente; c) los rendimientos por hectárea son bajos; d) es
común la aplicación de prácticas hortícolas sin criterio científico; e) es baja
la calidad de la fruta que prevalece en el mercado nacional; e) el manejo
poscosecha para el mercado nacional es precario.
Por otro lado, se destacan
aspectos positivos tales como: a) alta aceptación del fruto de mango por parte
de los consumidores nacionales; b) posibilidad de recuperar y mejorar huertos
existentes; c) demanda creciente de frutos de mango por parte de la industria
procesadora; c) excelente ubicación geográfica y tradición para exportación de
fruta fresca; y d) excelente calidad y adecuado manejo poscosecha para el mango
de exportación.
Duraznero
Se hallan alrededor de 1.900 Ha,
las cuales producen 38.000 (TM) con un rendimiento promedio de 20,00 TM.Ha-1
por año (FAO, 2011). Según Aular y Casares (2011), la producción de duraznero
en Venezuela es una actividad que genera puestos de trabajo estables, y está
dirigida básicamente al mercado local, hay pocos cultivares y portainjertos, y
la producción forzada de este frutal no se ha basado en la experimentación.
El duraznero en Venezuela se
produce en zonas montañosas entre 1.500 a 2.500 msnm, aproximadamente. Es
importante señalar que en los trópicos no hay suficientes horas de frío para
que la planta alcance y rompa la latencia, lo cual ocurre de manera natural en
las zonas templadas. Por ello, en el país es necesario recurrir a la
"Producción Forzada" la cual se basa en el uso de: a) cultivares con
bajos requerimientos de frío, b) desecantes para la defoliación, y c)
promotores químicos de la brotación reproductiva (PÉREZ-GONZÁLEZ, 2001).
Si bien la producción forzada
permite la obtención de frutas de duraznero en algunas zonas altas tropicales,
los rendimientos e inclusive la calidad, se consideran bajos. Soto et al.
(2004) al evaluar las prácticas hortícolas en algunos huertos de la Colonia
Tovar, señalaron que los principales factores que afectan la producción de este
frutal son: a) control de estrés biótico, b) control de la floración, y c)
gestión del agua y nutrientes. Con base en este estudio, los autores
recomendaron: a) reducción de la aplicación de productos agroquímicos; y b)
establecer un centro de diagnóstico y seguimiento de enfermedades y plagas para
guiar a los productores.
Según Aular et al. (2010), los
principales cultivares son 'Amarillo' y 'Jarillazo', y el único patrón es el
'Amarillo'. La poda de formación no es de uso común y la mayoría de las plantas
crecen libremente. La conformación en forma de vaso, que ha sido exitosa en
otros países, no se ha tomado como referencia. Esta conformación permite una
mejor penetración de luz, así como la adecuada distribución de la fruta en la
copa de la planta. Por otra parte, las plantas que son dejadas crecer
libremente son mucho más altas y se dificulta la aplicación de las prácticas
hortícolas y la cosecha. En general, la poda sólo se lleva a cabo a fin de
eliminar ramas enfermas y/o quebradas.
Las expresiones morfológicas
vegetativas y reproductivas de la planta ocurren en un lapso breve, ya que a
dos meses de la defoliación ha habido brotación vegetativa y reproductiva, y a
los 6,5 meses ocurre la cosecha de la fruta. Con el objeto de defoliar la
planta, y simular el otoño, se aplican desecantes como el clorato de sodio (±
0,75 L. 200 L-1 de agua). La defoliación se lleva a cabo manualmente, una
semana después de la aplicación del producto. Quince días después de esto, se
aplica un promotor de brotación, como cianamida de hidrógeno (Dormex®; 0,5 a
1,0 L.200 L-1 de agua). El intervalo entre la defoliación y la cosecha puede
ser de aproximadamente 6 meses. Luego de la fructificación y el cuajado se
debería hacer el raleo o desbaste de frutos para obtener una mejor calidad de
la fruta; sin embargo, en el país no es una práctica común. El índice de
cosecha implementado es el cambio de color de la cáscara, la poscosecha, la
mayoría de las veces, es precaria, la clasificación y el comercio de esta fruta
ameritan mejoras importantes (AULAR et al., 2010; AULAR y CASARES, 2011).
Aponte y Rondón (2004) señalan
que las principales enfermedades fungosas que afectan la producción de
duraznero en Venezuela son: mancha marrón (Monilia fructicola Pers),
ceniza (Oidium leucoconium Desm.), roya (Tranzschelia discolor (Fuck.)
Tranz y Litv.); Viruela o mal de munición (Coryneum beijerinckii Oud.);
y Sancocho o Podredumbre del fruto (Dothiorella dothidea). Ellos
afirmaron que los diagnósticos periódicos deben llevarse a cabo en los huertos,
y que la transferencia tecnológica y prácticas de control deben ser aplicadas
por los productores.
Guayaba
Para el año 2008, el área
estimada de guayaba (Psydium. guajava L.) fue de 3.500 Ha con una
producción de 55.650 TM, con un rendimiento anual de 15,9 TM.Ha-1. Esta fruta
se ubica entre las diez más populares, ya que presenta gran aceptación como
fruta fresca y procesada. En el país hay pocos cultivares y los principales
son: 'Criolla Roja', 'San Miguel' y 'Rio Chiquito'; el único porta injerto es
la 'Criolla Roja'. Es común la propagación sexual del guayabero, ya que esta
planta puede llegar a producir a los 2 años cuando es propagada por semilla. No
obstante, las poblaciones obtenidas por esta vía son altamente heterogéneas en
cuanto al vigor, formato y hábito de copa, y características de la fruta. A
pesar de las desventajas señaladas, los productores recurren a la propagación
sexual, ya que hay baja disponibilidad de plantas injertadas, propagadas por
estaca o por cualquier otro método asexual (AULAR y ECHEVERRÍA, 2009).
Los huertos tienen de 156 a 277
plantas por hectárea. Es común los plantados a 7 x 7 metros, lo que se traduce
en una densidad de 204 plantas por hectárea. Este frutal es capaz de producir
botones y flores durante casi todo el año, y la mayor floración ocurre después
de un lapso de estrés hídrico (AÑEZ y BAUTISTA, 1994). En Venezuela, ocurren
dos picos de emergencia floral de considerable magnitud, los cuales se
encuentran estrechamente relacionadas con la distribución de la precipitación
(DAMIÁN et al., 2004). La producción, en casos excepcionales, puede superar las
70 toneladas métricas por hectárea al año.
El muestreo de suelos y tejidos
no es práctica común, por eso, la mayoría de las veces, la fertilización es
hecha de manera empírica. Sin embargo, se dispone de información que puede
orientar esta práctica. Así, Rendiles et al. (2004) hallaron que las concentraciones
foliares que presentaron mayores fluctuaciones fueron las de K, Ca y Na. Los
nutrimentos se acumularon en las hojas en el siguiente orden
K>N>Ca>Mg>Na>P.
Los dos tipos de riego usados
son por micro aspersión o por goteo. En un estudio realizado por Chirinos et
al. (2006), encontraron que el crecimiento en altura tendió a incrementarse a
medida que se aumentó la lámina aplicada. Similar fue el comportamiento de la
producción por hectárea; sin embargo, cuando se aplicó la mayor cantidad de
agua (273 L/planta/jornada de riego), se observó una disminución del
rendimiento.
El cultivo es afectado por el
nematodo agallador (Meloidogyne incognita), que causa la 'Muerte
regresiva' de los árboles (CROZZOLI y CASASSA, 1998). También por la escama
mota blanca Capulinia sp., la cual, después de su aparición en
Venezuela a principios de 1993, causó fuertes infestaciones y daños severos al
cultivo convirtiéndose rápidamente en un serio problema entomológico
(GERAUD-POUEY et al., 2001). Este frutal también es afectado por enfermedades
fungosas, como la pudrición apical del fruto causada por Dothiorella
sp., fase conidial de Botryosphaeria dothidea, que ha
generado pérdidas en la producción superiores al 60 % (PÉREZ et al., 2000), y
el necrosamiento del fruto causado por Pestalotiopsis psidii (BRAVO
et al., 2005), ambas enfermedades han diezmado la producción de este frutal.
En Venezuela, la duración del
periodo entre antesis y cosecha de las frutas, es variable. Así, Laguado et al.
(2002) con el cultivar 'Criolla Roja'; y Cañizares et al. (2003) con el
cultivar 'Río Chiquito', obtuvieron para el mencionado periodo 127 y 154 días;
respectivamente. No existen normas oficiales para la cosecha, selección,
clasificación, empaque y almacenamiento, las mejoras son producto de
iniciativas privadas. Quijada y Gómez (2005) evaluaron diferentes tipos de
empaques (cesta plástica y cajas de cartón), sobre la conservación de frutas de
guayabero, ellos encontraron que las cestas plásticas conservaron la mayoría de
las características físico - químicas evaluadas, en comparación con las cajas
de cartón. Se producen pulpas en presentaciones desde 1 Kg hasta 200 Kg, y no
se producen concentrados.
Otras frutas
Aquí se puede incluir piña (Anannas
comosus L.), papaya o lechosa (Carica papaya L.), parchita
maracuyá (Passiflora edulis f. flavicarpa Deg.),
uva (Vitis vinifera L.) y fresa (Fragaria x ananassa Duch).
La producción de piña (360.000
TM y 17.000 Ha) se basa en el cultivar 'Española Roja', el cual es una planta
rústica con espinas y excelentemente adaptada a las zonas semiáridas. También
se producen, en pequeña escala, los cultivares 'Cayena Lisa', 'Valera', y
'Perola'; entre otros. Es común hallar huertos en suelos ácidos (pH <5) con
fuertes pendientes y fácilmente erosionables. En las zonas donde la
precipitación es menor de 600 mm al año, se hallan hasta 12.000 plantas.Ha-1.
Para la propagación se usan hijos basales, la preparación de los suelos es
mínima debido a la fuerte inclinación de los mismos. Las malezas se combaten
hasta los seis meses de edad del cultivo. La cosecha de la planta madre ocurre
a los 16 meses de la siembra, y la de la hija 12 meses después de la cosecha de
la madre. Los frutos de 'Española Roja', son rústicos, con alto contenido de
fibra, se transportan a granel y están destinados fundamentalmente al mercado
de fruta fresca.
La papaya con una superficie
plantada de 7.000 Ha y una producción de 130.000 TM (FAO, 2011) para un
rendimiento de 20 TM. Ha-1 por año, recibe mención especial ya que se nota un
gran avance tecnológico en este rubro. En la actualidad, la tendencia es sustituir
los huertos de papayo 'Común', de baja tecnología, por huertos plantados con
semillas certificadas del grupo 'Maradol', en donde es práctica rutinaria la
inspección y eliminación de plantas con síntomas de virus del anillado o mancha
angular. Se siembran dos o más plantas por punto y se dejan sólo las
hermafroditas, se usa fertirrigación, se combaten las malezas y plagas con
productos químicos, se cosechan los frutos en madurez fisiológica, se les
somete a selección y clasificación, y se despachan para el mercado, bien sea en
cajas de cartón o en cestas de plástico.
Se estiman unas 1.800 Ha y una
producción de 24.000 TM de parchita maracuyá, la cual va dirigida básicamente
al mercado de fruta fresca. Se usan espalderas y emparrado. Las daños
producidos por Fusarium sp., Phytophthora sp., y
los nematodos (géneros Meloidogyne, Paratylenchus
y Xiphinema.), son los responsables por la baja productividad y
corta vida útil de los huertos, la cual es menor de 2 años. No hay semilla
certificada y los viveros que proveen plantas, presentan un manejo precario. En
la zona árida, del Estado Lara, se usa rotación en la misma área, desplazando
sólo la línea de siembra, para poder aprovechar el sistema de conducción.
Para la fresa, con 1.800 Ha
plantadas y una producción de 15.000 TM (FAO, 2011), se puede destacar que los
huertos se hallan en zonas altas entre 1.500 a 2.200 msnm. Hay aplicación de
pesticidas frecuente, la cual está dirigida fundamentalmente al combate de
enfermedades fungosas como la causada por Botritis sp. Los
cultivares que han sido usados son 'Chandler', 'Capitola', 'Elsanta',
'Camarosa' y 'Paso Real'. Recientemente, se ha venido generalizando el uso de
coberturas plásticas para conservar el suelo y obtener un fruto de mejor
calidad. También se encuentran huertos con estructuras techadas para evitar el
exceso de humedad, producido por la precipitación, y la incidencia de
enfermedades, así mismo para hacer un uso más eficiente del riego.
La vid presenta una superficie
de 1.000 Ha y una producción de 16.000 TM (FAO, 2011), se produce en las zonas
áridas para evitar la incidencia de hongos y poder programar la cosecha. La
mayoría de los huertos se hallan en el estado Zulia (occidente del país), donde
fundamentalmente se producen frutos para mesa. Con menos de 200 Ha plantadas,
aparece también el estado Lara, siendo muy importante porque existe la vocación
e infraestructura para producir vinos destinados al mercado nacional. Como
copas se hallan 'Italia', 'Villanueva', 'Chenin Blanc', 'Syrah', 'Sauvignon
Blanc', 'Tempranillo', y 'Malvasia'; y como patrones 'Criolla Negra', y 'Koberr
5BB'. Se usan la espaldera vertical cuando la fruta va para vinificación, y
emparrado si el destino es fruta fresca. Los rendimientos por año van desde 12
a 37 TM. Ha-1 (MOLERO-PAREDES et al., 2007).
En Venezuela también se producen
en la zonas altas: mora de Castilla (Rubus glaucus Benth), y tomate
de árbol (Cyphomandra betacea); y en las zonas bajas guanábana (Annona
muricata L), y níspero o chico zapote (Manilkara zapota).
CONSIDERACIONES GENERALES
La fruticultura en Venezuela es
un sector importante ya que genera puestos de trabajo estables, así como
alimentos para la dieta básica de los venezolanos. Sin embargo, un sector
importante de la población no consume frutas debido a malos hábitos alimenticios
o escaso poder adquisitivo.
Los rubros producidos en mayor
cuantía en Venezuela son plátano, banano, naranja y piña. El resto de los
frutales representan aproximadamente el 20% del total producido.
En la última década y media ha
habido una reducción importante de la superficie plantada de banano, plátano,
naranja, y mango. No obstante, el área de lechosa, piña y aguacate se ha
incrementado.
El manejo hortícola de los
huertos frutícolas es heterogéneo, ya que se hallan huertos desde bajo hasta
alto nivel de tecnología. La baja productividad en los huertos frutícolas
venezolanos se debe fundamentalmente a que no se aplican correctamente las prácticas
hortícolas, ya que no existen otras restricciones.
El manejo poscosecha de las
frutas en Venezuela debe ser mejorado, a través del desarrollo e implementación
de normas de clasificación, empaque, embalaje y cadena de frío.
La exportación de frutas
venezolanas se ha reducido en los últimos años y se concentra en mango, naranja
y lima Tahití. La mayor disminución corresponde a los rubros banano y plátano.
Los principales destinos son Colombia, Europa, Norteamérica y las islas del
Caribe.
Sólo la naranja se procesa de
manera importante en Venezuela. Es deseable una mayor contribución de las
industrias para procesar guayaba, parchita, mango y guanábana, entre otras
frutas. Así como la distribución, conservación y estímulo del consumo de bebidas
elaboradas a partir de frutas nacionales.
Las perspectivas para la
fruticultura venezolana, para los próximos años, es continuar como una
actividad dirigida al mercado interno, no se vislumbra una mayor participación
del país en el mercado internacional.
Es urgente fortalecer el sector
frutícola, para incrementar la participación de las frutas en la generación de
riqueza, empleos directos e indirectos, mejorar la nutrición y la salud del
venezolano.
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Internacional de Fruticultura - Avanços na Fruticultura (17 a 21 Outubro)
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